miércoles, 18 de febrero de 2009

Carta a Don Juan Olsón

Don Juan Olsón García:

Sé que pasa por momentos difíciles. Habrá de disculparme porque es imposible escribirle sin recordar aquello, que en estos momentos, entristece su vida. La sabiduría que le dan los años, definitivamente, ayuda a sobrellevar y superar sus problemas; pero el dolor es latente hasta en el alma del más apreciado sabio.

Con la muerte de su esposa la herencia que ella obtuvo desde el día de su nacimiento pasó a manos de sus dos hijos: Karen Sofía y Julián Napoleón. Cuando falleció su hija, en circunstancias misteriosas, Julián Napoleón Olsón Iñárritu quedó como único heredero mencionado en el testamento y principal sospechoso de la muerte de Karen Sofía. Tengo la certeza de que ha sido condenado injustamente por ese homicidio; sin embargo, habría sido estúpido tratar de defenderlo. Por cierto, reciba mi más sentido pésame por la muerte de su hijo, acaecida el día de ayer durante el motín del reclusorio donde purgaba su condena. Con todo, ya no importan su hijo, hija y esposa. Actualmente es usted el heredero de esa inmensa fortuna, de la cual nunca estuvo enterado.

Quizá esté pensando que la noticia de una herencia es irrelevante en estos momentos. No es el único que piensa así. Yo, su servidor, y los miembros de mi despacho jurídico pensamos igual. Por tanto, nos hemos dado a la tarea de localizar a un primo lejano de su difunta esposa Ana María Iñárritu Buenrostro. Para su desgracia y nuestra fortuna lo hemos localizado. No está por demás informale que cuenta con las pruebas necesarias para comprobar su lejano parentesco.

Se ha de estar preguntando qué sentido tiene esta carta o, incluso, insultando al autor de una broma de muy mal gusto. En primer lugar: no es una broma, y en segundo: tiene mucho sentido. En realidad no quisimos despojarlo de una herencia que legalmente le corresponde sin antes informarle.

Atte. Lic. Agustín Iturralde Buenrostro.

P. D. Disfrute el último día de su vida.