martes, 21 de abril de 2009

Reflejo

Cuatro poemas de un espejo

I

!Róbame un beso!
me gritan tus ojos.
Y los míos sudan
sangre de mar:
Pequeñas gotas
que acarician mis poros,
rozando mis mejillas,
excitando mis piernas,
despertando mi vientre,
derrocando mis brazos,
consumiéndose entre mis labios.

Mi lengua enmudece.
No tengo palabras
ni letras.

Te ves llorando,
me veo sufriendo.
Y me doy,
y te das,
la vuelta.


II

!Qué me ves!
Puta arrabalera.
Perra desdichada.
Zorra maltrecha.
Estúpida,
andrajosa,
pordiosera.

¿Quieres mis glorias de reina?
!Ja!
¿Mis amores de damisela?
Ilusa.
Plebeya.

"El corazón"
-me contesta-
"Ese,
donde te llevo
y me llevas".


III

Dijo que me quería
y me dio la espalda.

Me sentí desecha,
ultrajada.

Debí gritarle que la odio.
Que sus manos que repugnan.
Que su risa me da nauseas.

!Quiero matarte!
susurró al aire...
y pasamos por sus venas
la navaja.


IV

Ya no me digas que me amas
porque la prisión en la que te encuentras
y me encuentro
nos carcome el alma.
Sólo ámame en silencio,
con tu mirada,
con aquella luz
que brota de tu alma.
Con esa canción desesperada
y las caricias frustradas.
Que estos barrotes de cristal
nada son,
para una persona enamorada.



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Para La Dania.
Compañera de estudios y de calamidad.

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